Trabajando!!

Trabajando!!
En El Piñal (Foto Fraiban R.)

ESTA MUY BUENO...LEANLO POR FAVOR


LEANLO
QUE ESTA MUY BUENO


Es duro fracasar en algo, pero es mucho peor no haberlo intentado.



MEMORIA DE UN BOMBERO ATRAPADO EN EL INFIERNO (79)






El Capitán Mike Spalding del Departamento de Incendios de Indianápolis, es un "afortunado", es uno de los pocos Bomberos que pudieron sobrevivir a una "descarga disruptiva".

En las ceremonias del cierre en la Conferencia de Instructores de Bomberos en Indianápolis, él describió su experiencia personal en el incendio de un club en su ciudad donde perecieron otros dos Bomberos.

Su ponencia estuvo llena de de talles honestos, y a continuación ofrecemos una trascripción; verdaderamente es una lección conmovedora, detallando las etapas letales y rápidas del desarrollo de la descarga disruptiva de un flashover. Aparte de comentarlo con mis amigos y grupos pequeños, ésta es la primera vez que he hablado en publico sobre este tema; realmente me siento afortunado por poder compartir esto con ustedes, deseo hablar un poco sobre mi antes de comenzar hablar sobre aquel incendio.

Toda mi carrera la he desarrollado en parques de Bomberos. Tuve el gusto de compartir mi función, con grandes personas, tuve el gusto de desempeñar mi trabajo y que es lo que siempre desee.

Siempre me especialicé en distintas rutinas, rescate pesado, de río, como SCUBA, y también en los distintos incendios, fui prosperando en mi carrera, gocé de ella, estuve a gusto y el desafío me satisfacía.

El 5 de febrero de 1992, respondimos a una llamada de incendio, en un Club de la ciudad. Comunicaron los testigos que había mucho humo en los pasillos, no contaba con sistemas de alarma. Por mi parte había tenido un día bastante movido con otras emergencias y trabajos de capacitación en la estación. Nos disponíamos a dormir, ya entrada la noche, cuando tuvimos esta emergencia y nos equipamos para dirigirnos a ella.

Tenía un compañero en mi equipo en ese entonces, su nombre era Juan Lorenzano. Juan era un Bombero con cerca de tres años de trabajo, muy poca experiencia para los estándares del Departamento de Bomberos; el era el quinto hombre en la dotación de mi unidad. Estábamos en la "Escalera 7", era una escalera mecánica de 135 pies. Juan subió en el asiento delantero, a mí lado, ya que era mi compañero y me seguía donde quiera que yo iba.

Sin muestras aparentes
Llegamos y en el exterior del edificio, no había muestras equivalentes a lo que estaba ocurriendo en el interior. Éramos uno de los primeros equipos en ingresar. Encontramos humo negro pesado, pero no podíamos encontrar la fuente que lo generaba y como menciono, el sistema de alarma era básico y tampoco nos indicaba la fuente de ignición, en consecuencia, no se podía establecer claramente, la localización del fuego, así que tuvimos que comenzar su búsqueda. El Jefe envío a varios equipos uno éramos Juan y yo a la zona del subsuelo y sótano.

El edificio era muy antiguo construido por 1922 y había sido remodelado varias veces. Estoy seguro, que varios de ustedes, están familiarizados con este tipo de edificios.


Memoria de un bombero atrapado en el infierno (79/2)

Juan y yo fuimos rumbo al sótano. En nuestro camino encontramos un humo ligero, calor normal, pero ningún fuego.

Las comunicaciones, se escuchaban entrecortadas, no muy claras, por encontrarnos en pisos bajos, al no encontrar fuego, volvimos sobre nuestros pasos y vimos que el humo comenzaba aparecer mas pesado que antes, al llegar a la zona del pasillo. El Jefe nos comunica por radio, que habían localizado focos de fuego, en el tercer piso y que procediéramos a dirigirnos hacia allá, para ayudar a los demás grupos.

Mientras que íbamos avanzando, el resto de los equipos de bomberos retiraban algunas victimas. El club también contaba con una estructura hotelera Había muchas personas presas del pánico, de los efectos del humo, tosían fuertemente, clamaban por ayuda y los grupos realizaban los rescates. Al llegar al tercer piso, Juan y yo permanecimos en el descanso de la escalera. Ilumine su cara metida en la mascara del SCBA y pedí que controlara sus consumos. Juan meneo su cabeza en señal de positivo. Juan era un joven, con una flamante familia y padre de un bebe. Tenia formación Universitaria y en sus días de descanso, era trabajador social. Era un buen hombre. La gente lo apreciaba mucho, éramos buenos amigos con su familia y su hermano que era Policía del Departamento de la ciudad.

Sumergidos en la negrura
Juan y yo nos miramos y cabeceamos como señal de continuar la tarea, ya el humo ejercía una importante presión, lo ocupaba todo y era muy oscuro, era la verdadera oscuridad, a pesar de todo, podíamos identificar las líneas de mangueras que serpenteaban hacia las habitaciones del cuarto piso.

Comenzamos avanzar guiándonos por las líneas de mangueras, bien agachados, por debajo de ese negro humo; había equipos que estaban trabajando en el área, podíamos oírlos.

A pesar de todo, pudimos contactarlos y llegamos dentro de las habitaciones. El calor no era tan insoportable, estábamos cerca de las líneas de manguera, nuestro trabajo era entrar, tirar falsos techos, ventilar y buscar víctimas. El típico trabajo de los bomberos de las dotaciones de las escaleras. Nos dirigimos a otros cuartos, pasamos a través del pasillo del elevador, alrededor de la esquina, en una área grande central, siguiendo una línea de mangueras, permaneciendo siempre cerca de la manguera. Adelante, una vez mas, escuchábamos los equipos trabajar, pensando que ese era el cuarto del fuego, pero no fue así, no vimos ningún fuego, fue cuando nos dimos cuenta que el fuego estaba debajo nuestro, golpeando fuertemente, eso percibíamos, el humo se haciendo cada vez mas oscuro y pesado. Encontramos a otro Bombero Woodie Gelenius. Él tenía unos veinte años de experiencia, también pertenecía a una de la Compañías del centro de la ciudad, la Numero 13 y era de la dotación de una Escalera, era un hombre muy experimentado, sabía lo que hacía. Salió y no tenía su linterna encendida. Comenzó a tropezarse, obviamente él estaba necesitando ayuda. Juan y yo lo tomamos y comenzamos a retroceder, siguiendo la línea de mangueras, tomándolo de ambos brazos, para ese entonces todo se había tornado tan oscuro, que la linterna del casco y la del chaquetón, no iluminaban absolutamente nada. Estábamos sumergidos en la negrura total.

Memoria de un bombero atrapado en el infierno (79/3)
Caliente como un horno
Fue entonces cuando la condición cambio precipitadamente, nunca había visto nada igual o similar. He combatido todo tipo de incendios, en todo tipo de edificios, y con toda clase de combustible, creí haberlo visto todo. De tal manera que, cambios repentinos conforme a mi experiencia, los trataría de dominar, de protegerme, de proteger mi equipo, pero como menciono, todo cambio repentinamente, hoy en la actualidad sigo pensando en lo sucedido y me sigo sorprendiendo. El calor había aumentado de manera tal que, parecía que estábamos dentro de un horno, en la oscuridad se podían observar parpadeos naranjas, alrededor mío, el calor era increíble e insoportable y sentía que mi equipo estructural, en cualquier momento iba a tomar fuego.

En aquellos años, era uno de los tantos bomberos que no utilizaban monjitas o verdugos de protección para la cabeza, porque se tenia la idea de como nos íbamos a dar cuenta del intenso calor, sin tener una parte del cuerpo expuesta, para poder medirlo. Bien, como se imaginaran, mis oídos ardían y estaban tan calientes como friendo tocino. Esta alarma me llevo a arrojarme al piso, estaba acostado tirado en el piso, inmediatamente tome mi equipo de radio pidiendo ayuda, porque presentía que no íbamos a salir de ese infierno. El calor de una descarga disruptiva, es intenso como el calor de un horno. Usted automáticamente comienza a dar vueltas, a moverse por instinto, como si fuera un animal. Yo, como casi todos los bomberos, hemos visto a las personas saltar de los edificios, inclusive a bomberos, con todo su equipamiento, de varios pisos de altura, y siempre pensé, que motivaría a la gente a tirarse, que siempre puede haber una oportunidad; luego de esta experiencia comprendo perfectamente el sufrimiento, el intenso calor, el dolor, la sensación de sentirse atrapado, que lo va invadiendo. Si hubiera estado en un noveno piso hubiera saltado! Estaba abajo, en el piso, sabía que teníamos que salir y pronto, hice un barrido rápido con mi mano y no encontraba a Juan, a ninguna manguera, todo eran parpadeos naranjas, dentro de una inmensa negrura. Procedí avanzar hacia un lado, ingresando a la negrura, que bien para ese lado, podía haber una pared, pero no había forma de identificar el lugar; mas adelante descubrí que estábamos en el pasillo de los elevadores. Llegue hasta un vestíbulo que me fue conduciendo a otro sector del edificio. Era una estructura grande, me seguí arrastrando adelante. Seguía intentando llamar por radio, pero en estas situaciones, es asombroso lo que ocurre, casi no se sabe donde está ni que dirá. Continué arrastrándome por ese vestíbulo, intentando salir de allí, intentando buscar un lugar mas fresco en donde podría reagruparme, en donde poder sobrevivir; porque estaba desesperado, también estaba observando que mi energía, mi estado físico, estaba menguando, estaba muy agotado, a pesar que siempre lleve una vida sana, no fumaba, no bebía, realizaba ejercicios físicos tres a cuatro veces por semana, estaba muy bien físicamente; pero pensé, esta vez me atraparon, a mi alrededor podía escuchar como parte de la mampostería se iba desmoronando. Podía ver como todo ese fuego caía sobre mi, junto con escombros, pero no tenia idea de donde provenía, que pasaba, de pronto el techo se derrumbo sobre mí.

Luego me dijeron, que una persona bajo los efectos de un calor tan intenso, apenas funciona bien, en ese momento podía oír hablar a otros bomberos pidiendo ayuda, pero nada podía hacer, el calor era sofocante, había perdido el micrófono de mi radio, estaba atrapado. Pasé por tres etapas de la descarga disruptiva, desde que comenzó, hasta que me rescataron y me sacaron hacia el exterior, lo digo con toda sinceridad.
Memoria de un bombero atrapado en el infierno (79/4)

Primero rogué, para que Dios me guíe hacia la salida, lo que no pude conseguir, luego rogué por el perdón, porque sabia que sabia que estaba atrapado, luego rogué porque Dios tome mi vida, debido al dolor y la sofocación del intenso calor, nunca pensé que podría salvarme.

Para mi buena fortuna, un Teniente de nombre Tom Arturo, entro a través de la ventana del tercer piso y comenzó a combatir el fuego con su equipo. El estaba trabajando en el vestíbulo grande. Yo estaba en el otro extremo, oculto debajo de los escombros del techo derrumbado; mientras estaban trabajando en esta área, Tom escucho algo "que sonaba a humano" es la forma en la que él describió el momento y comenzó a moverse hasta donde alcance su línea de mangueras, todavía la situación no estaba bajo control, sin embargo Tom tomo la decisión, para averiguar quien estaba atrapado allí. El pensó que seria un civil, el encargado de su equipo, luego me comento que dejo su líneas de mangueras, para entrar en ese infierno, pero él confiaba en Tom, ya que era un oficial muy experimentado y equipado. Finalmente, Tom llego a lugar y pudo observar mis piernas, que sobresalían de los escombros, retiro los restos que estaban sobre mi, quito mi mascara y me dio aire de su equipo, no me reconoció, a pesar que él y yo habíamos trabajado juntos, pero él no me reconoció y me pregunto quien era, me encontró con el visor de mi mascara derretido, y el chaquetón quemado, estaba irreconocible.

Había otros bomberos, que resultaron con serias quemaduras, algunos pudieron escapar saliendo por las ventanas y pudiendo llegar a las escaleras de los camiones. A nosotros, nos tomo dentro del incendio y de sorpresa, no se como agradecer a los bomberos que esa noche nos rescataron. En el pasado, como bombero, nunca supe lo que la gente sentía al ser rescatada, el agradecimiento de haber podido sobrevivir, ahora me doy cuanta lo maravilloso que es.

Lamentablemente Juan Lorenzano y Woodie Gelenius, fallecieron en el tercer piso, no sé como Juan y yo nos separamos, fui el ultimo en hablar con Juan, fui el ultimo en ver a Woodie ¿por qué yo me salve y ellos murieron?

El proceso de cura
Deseo continuar con mi historia y decirles algo sobre los resultados del flashover; una vez en el cuarto de emergencias del hospital, podía escuchar a los doctores hablar alrededor dio. Verdaderamente tenia muy serias heridas, quemaduras, creí que no iba a sobrevivir, que mis posibilidades eran muy bajas. Después que ellos me despojaron de todas mis prendas, comenzaron con los catéteres, me colocaron un laringoscopio, entonces fue que escuche a un doctor decir, OK su vía respiratoria no esta dañada; recién ahí me di cuenta que tenia buenas posibilidades de sobrevivir. La intervención sobre mis heridas, continuo. Desde que finalizo la tarea de los médicos, prácticamente dormí hasta el otro día. Amanecí todo intubado, con morfina, pero me sentía ahogado, no podía respirar bien, así que decidí arrancarme el entubado, porque es horrible querer respirar por el tubo, es como hacerlo por una pajita o sorbete. Pasé tres semanas en la unidad de cuidados intensivos de quemados. Tenía quemaduras de tercer grado en ambas manos, brazos, mi cara, orejas, atrás de la cabeza, una pierna y quemaduras de segundo grado por el resto del cuerpo, eran muy extensas. Lo que fue toda una experiencia, el cuarto para el tratamiento y limpieza de quemaduras, estaba totalmente

Memoria de un bombero atrapado en el infierno (79/5)

desnudo, me introdujeron dentro de una pileta de acero inoxidable con el agua hasta el pecho, tenia los dedos, las manos negras, me colgaba piel por todos lados, y las enfermeras no se hicieron esperar, lavando y raspando las superficies quemadas, sacándome todos esos jirones.

Después de una semana, verdaderamente aprendí y mucho sobre el tratamiento de las quemaduras, no sabia, que cuando la piel se quema, larga un liquido, un tanto blanquecino, que al secarse, pega fuertemente la piel a la carne del cuerpo, entonces y primero intentan tratamientos tópicos, a base de medicamentos para aflojar esa piel e ir sacándola. El problema es cuando los medicamentos no dan resultado, si esto ocurre, los médicos deben recurrir a pinzas y escalpelos, cortando esa piel quemada, porque tiene que salir si o si y les puedo asegurar que es muy doloroso, llegue a llorar. Pero ya estaba en camino de recuperación. Ellos estaban trabajando constantemente sobre mí. En la segunda semana, comencé alimentarme paulatinamente, ellos me entregaron utensilios especiales, para comer, ya que estaba todo vendado y cada vez que se me caía la comida o un utensilio, ahí me daba cuenta que estaba invalido y pensaba que era un bombero de primera intervención, llegando y entrando en los fuegos, con toda esa energía. Éramos agresivos, pero cautos al mismo tiempo.

Cuando fui sanando, me pasaron a terapia intermedia. Allí comencé algunos ejercicios con una bicicleta, tenia un asiento relleno, para mejor comodidad, pero para mi no fue suficiente, pedí mas relleno, porque yo tenia quemaduras hasta en lugares donde usted no debe tener quemaduras, permítame ponerlo de esta manera, lo que hacia que los quehaceres mas básicos y sencillos, sean difíciles y dolorosos. Y ahí estaba yo, con la bicicleta, podía observar en el cuarto, que había otras personas, adultos niños, todos ellos luchando sus propias batallas, yo me dije: Jesús Cristo, ayúdanos a luchar nuestras batallas. Luego de varias semanas hable con las autoridades del hospital, porque había avanzado bastante, para volver a mi hogar y desde ahí poder hacer el resto del tratamiento, comprometiéndome a realizar todos los ejercicios y también el cambio de las vendas. La piel fue sanando día a día, el progreso era muy bueno, tuve varias intervenciones quirúrgicas reconstructivas de cara y orejas, tratamientos especiales. Los Doctores se asombraban de los acelerado de mi rehabilitación, no obstante fue un proceso duro y doloroso.

Yo pertenecía a uno de los grupos de apoyo, más buenos del mundo, los Bomberos, son lo mejor y quiero decir esto desde mi corazón. Mi familia, mis amigos, estuvieron de pie gracias a ellos; durante todo el tiempo, todos mis hermanos y hermanas bomberos estuvieron ahí.

Una de las cosas más notables que fue la cantidad de tarjetas de Bomberos, de toda la Nación y otros Países que enviaron sus tarjetas apoyándome.

Es un momento triste y duro, cuando fallece un bombero en un incendio. Es increíble, pero a veces, toda la experiencia, el valor, el entrenamiento, no pueden superar algunas situaciones imprevistas, que simplemente suceden, yo pienso que hoy si estuvieran Juan y Woodie, estarían junto a mí y estarían muy a favor de continuar aumentando la seguridad del bombero.

Memoria de un bombero atrapado en el infierno (79/6)

Permítanme mencionarles algo muy importante para mi, tengo una estrecha amistad con las familias de Juan Lorenzano y Woodie Gelenius, y ellos me apoyan, siendo lo mas importante, saber que no me hacen responsable por la muerte de sus seres queridos, y eso es muy importante para mi.

Deseo finalizar diciéndoles a todos ustedes, que el desafío, es trabajar con rigor profesional. Desplieguen en los incendios, sus mejores habilidades, debemos luchar las batallas, aplicando la máxima seguridad para el bombero, para hacer que su trabajo sea confiable y si alguna día, el desastre golpea y usted pierde un bombero, quizás un miembro de su familia, se llegue hasta usted y le dirá: "yo no lo culpo, se que hizo su mejor trabajo"

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