Eudo A. Hernández
Me atrevo a asegurar que la mayoría de cada uno de nosotros, los Bomberos de Venezuela, ha vivido y vive en carne propia lo difícil del ejercicio de la profesión bomberil bajo ambientes que no reúnen las condiciones mínimas. Bajo estas circunstancias, los Bomberos y Bomberas de la Patria de Bolívar, arriesgan sus vidas a diario, por salvaguardar la vida o integridad de sus semejantes.
Muchas personas aseguran, que quienes luchan por las necesarias y justas reivindicaciones sociales, en realidad no son Bomberos, sino personas que se interesan mas por su propio bienestar que por el de los demás, y es precisamente de esto, que voy a dedicar estas líneas.
Cada Bombero y/o Bombera, en los distintos escenarios de deficiencias y precariedades que puedan presentarse a lo largo y ancho de Venezuela, padece de manera silente esta angustiante situación sin que pueda sugerir, recomendar u opinar sobre “nada”… lamentablemente, tenemos muy arraigada una disciplina de tipo “militar”, que de manera “mal entendida” se ha traducido en “arbitrariedad” y “omnipotencia”. Quien se atreve a cuestionar, a recomendar o hacer alguna propuesta para mejorar nuestras instituciones? En muchos de nuestros cuarteles, aún reinan las inmoralidades, la corrupción, y la forma de resolver las cosas a los gritos. Quizá muchos no nos hemos dado cuenta, que los tiempos han cambiado y que la época de la “obediencia ciega” ya pasó a la historia, estamos en la era de la “obediencia reflexiva”, en la que el subalterno tiene la oportunidad de participar, opinar y de ser escuchado por sus superiores.
Creo que debido a este silencio obligado, en el que muchos debemos permanecer para resguardar un puesto de trabajo y poder quincenalmente llevar el sustento a nuestro grupo familiar, es lo que ha originado que muchas instancias gubernamentales. Si decimos algo, somos guerrilleros y “nos botan”, ese es el temor generalizado. Aunque no en las mismas condiciones, es el mismo temor que invade a quienes llegan a ocupar los cargos de gerencia de nuestras instituciones, prefieren callar y “estar bien” con el político de turno para mantenerse en un buen puesto, sin importar que nuestros Cuerpos de Bomberos cada día estén peores. Esa pareciera ser la norma, claro, con algunas excepciones.
Dicho esto, debiéramos reflexionar por un momento acerca de nuestras condiciones socio-económicas. Sabido es, que muchos de nuestros compañeros Bomberos y Bomberas en el país, devengan sueldo mínimo y en algunos casos, hasta menos salario que el fijado como mínimo por el Gobierno Bolivariano. Muchos, solo reciben su salario sin mas ningún otro beneficio. Otros reciben un mísero bono de alimentación, y muchos, ni siquiera perciben bono nocturno ni poseen seguro de vida y contra accidentes personales.
Este es el tratamiento que en su mayoría recibimos los Bomberos de Venezuela, y frente a una realidad que nos aplasta frente a la mirada indiferente de muchos, solo nos queda esperar que se haga un acto de justicia social. Por tradición, los Bomberos no somos entes vinculados a tendencias políticas, porque la vida no tiene color, credo ni raza, pero nuestra familia siente y padece las necesidades de la institución donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo.
Muchos países cuentan con un sistema de bomberos voluntarios, pero, quien en nuestros tiempos, con una carga familiar que mantener puede dedicarse a tiempo completo a una labor como esta sin recibir algún beneficio socio-económico? Amor con hambre no dura.
LA LUCHA CONTINUA… DEBEMOS SER PARTE DE LA TRANSFORMACIÓN RENOVADORA DE NUESTRAS INSTITUCIONES!!!
Muchas personas aseguran, que quienes luchan por las necesarias y justas reivindicaciones sociales, en realidad no son Bomberos, sino personas que se interesan mas por su propio bienestar que por el de los demás, y es precisamente de esto, que voy a dedicar estas líneas.
Cada Bombero y/o Bombera, en los distintos escenarios de deficiencias y precariedades que puedan presentarse a lo largo y ancho de Venezuela, padece de manera silente esta angustiante situación sin que pueda sugerir, recomendar u opinar sobre “nada”… lamentablemente, tenemos muy arraigada una disciplina de tipo “militar”, que de manera “mal entendida” se ha traducido en “arbitrariedad” y “omnipotencia”. Quien se atreve a cuestionar, a recomendar o hacer alguna propuesta para mejorar nuestras instituciones? En muchos de nuestros cuarteles, aún reinan las inmoralidades, la corrupción, y la forma de resolver las cosas a los gritos. Quizá muchos no nos hemos dado cuenta, que los tiempos han cambiado y que la época de la “obediencia ciega” ya pasó a la historia, estamos en la era de la “obediencia reflexiva”, en la que el subalterno tiene la oportunidad de participar, opinar y de ser escuchado por sus superiores.
Creo que debido a este silencio obligado, en el que muchos debemos permanecer para resguardar un puesto de trabajo y poder quincenalmente llevar el sustento a nuestro grupo familiar, es lo que ha originado que muchas instancias gubernamentales. Si decimos algo, somos guerrilleros y “nos botan”, ese es el temor generalizado. Aunque no en las mismas condiciones, es el mismo temor que invade a quienes llegan a ocupar los cargos de gerencia de nuestras instituciones, prefieren callar y “estar bien” con el político de turno para mantenerse en un buen puesto, sin importar que nuestros Cuerpos de Bomberos cada día estén peores. Esa pareciera ser la norma, claro, con algunas excepciones.
Dicho esto, debiéramos reflexionar por un momento acerca de nuestras condiciones socio-económicas. Sabido es, que muchos de nuestros compañeros Bomberos y Bomberas en el país, devengan sueldo mínimo y en algunos casos, hasta menos salario que el fijado como mínimo por el Gobierno Bolivariano. Muchos, solo reciben su salario sin mas ningún otro beneficio. Otros reciben un mísero bono de alimentación, y muchos, ni siquiera perciben bono nocturno ni poseen seguro de vida y contra accidentes personales.
Este es el tratamiento que en su mayoría recibimos los Bomberos de Venezuela, y frente a una realidad que nos aplasta frente a la mirada indiferente de muchos, solo nos queda esperar que se haga un acto de justicia social. Por tradición, los Bomberos no somos entes vinculados a tendencias políticas, porque la vida no tiene color, credo ni raza, pero nuestra familia siente y padece las necesidades de la institución donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo.
Muchos países cuentan con un sistema de bomberos voluntarios, pero, quien en nuestros tiempos, con una carga familiar que mantener puede dedicarse a tiempo completo a una labor como esta sin recibir algún beneficio socio-económico? Amor con hambre no dura.
LA LUCHA CONTINUA… DEBEMOS SER PARTE DE LA TRANSFORMACIÓN RENOVADORA DE NUESTRAS INSTITUCIONES!!!
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