Tragedia futbolera (AFP PHOTO, Ahmed Gomaah)



























Actos de violencia, atribuidos por los Hermanos Musulmanes a los partidarios de Hosni Mubarak, causaron al menos 73 muertos este miércoles al estallar choques tras un partido de fútbol entre dos equipos egipcios en la ciudad de Puerto Said.

Los enfrentamientos entre los hinchas del Al Masri y del Al Ahli causaron 73 muertos y cientos de heridos, según datos recabados por la AFP en varios hospitales de Puerto Said.

Este balance, todavía provisional, lo convierte en uno de los partidos de fútbol más sangrientos de la historia.

"Los choques que estallaron después del partido entre (los equipos de) Al-Masry y Al-Ahly causaron 73 muertos", confirmó el vice-ministro de Salud Helmy al-Hefny.

Los enfrentamientos causaron centenares de heridos.

Los hinchas se enfrentaron a puñetazos y, según fuentes médicas, varios murieron o fueron heridos por arma blanca.

Fuentes médicas indicaron que el balance podría aumentar, pues las ambulancias seguían llevando heridos del estadio a los hospitales.

Las escaramuzas comenzaron cuando el árbitro pitó el final del partido en el que el Al Masry infligió la primera gran derrota de la temporada al Al Ahly, uno de los mejores equipos de Egipto, al ganarle por 3-1 en el campeonato nacional.

Los seguidores del Al Masry lanzaron piedras, botellas y bengalas a los del Al Ahly, según varios testigos.

Los Hermanos Musulmanes acusaron de lo sucedido a los partidarios del presidente derrocado Hosni Mubarak.

"Los sucesos de Puerto Said fueron planificados y son un mensaje de los partidarios del antiguo régimen", afirmó el diputado Esam al Erian en un comunicado publicado en la página web del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), formación política de la cofradía.

Añadió que la Asamblea del pueblo, dominada por los Hermanos musulmanes, pedirá al ministro del Interior y a los responsables de seguridad "asumir plenamente sus responsabilidades".

El presidente de la Asamblea del pueblo, el islamista Saad al-Katatni, anunció por su parte que se convocó para el jueves una reunión extraordinaria de la Cámara para abordar estos hechos.

"Era el caos total", dijo a los medios de comunicación el portugués Manuel José, entrenador del Al Ahly, que estaba en el estadio cuando se produjeron los enfrentamientos.

"Durante el partido ya se podía palpar la tensión (...) En cuanto terminó, miles de personas invadieron el campo de juego con violencia. No pude regresar al vestuario por la confusión que reinaba. A pesar de estar rodeado de guardias de seguridad, recibí golpes en la cabeza y en el cuello, pero estoy bien", declaró el director técnico luso citado por medios de Portugal.

Por otro lado se declaró un incendio en un estadio de El Cairo durante un partido entre el Al Zamalek y el Ismaily, lo que motivó su anulación. Según un responsable de la seguridad el incendio está bajo control.

El diputado liberal Amr Hamzawi llamó a la destitución inmediata del ministro del Interior, así como del gobernador y el jefe de la seguridad de Port-Said.

El mariscal Hussein Tantaui, jefe del Consejo supremo de las fuerzas armadas, en el poder desde la caída en febrero de 2011 de Hosni Mubarak por la presión popular, envió aviones militares a Puerto Said para evacuar a los jugadores y los heridos, informó la televisión estatal.

El procurador general Abdel Meguid Mahmud ordenó una investigación inmediata, según la televisión egipcia.

La televisión estatal mostró imágenes de caos en el estadio, los hinchas corriendo en todas direcciones. Fotos de jugadores ensangrentados circulan por internet.

Los almacenes en la ciudad de Puerto Said, situada a la entrada norte del canal de Suez, cerraron, mientras que los particulares ayudaban a transportar heridos en sus vehículos.

Se escucharon disparos en la carretera que va de Puerto Said a El Cairo.

Desde la caída de Hosni Mubarak hace casi un año, Egipto ha conocido disturbios esporádicos, a veces sangrientos, que se unen al aumento de la inseguridad y a una falta de compromiso de la policía, muy criticada por haber reprimido las manifestaciones durante el levantamiento popular de enero y febrero de 2011
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