Cuando el reloj marcaba en sus manecillas 9:00 de la mañana, la muerte reapareció en Ipiales, al sur de Nariño, para hacer una de sus pilatunas.
El lugar escogido fue una alcantarilla del barrio La Laguna, donde el obrero José Valladares, de 45 años de edad, ingresó con la intención de hacer unas mediciones en lo profundo del sumidero, sin percatarse que los gases tóxicos que abundan en el fondo del lugar, le producirían una asfixia.
Jonathan Rosero acompañaba en las labores al maestro José y se encontraba en la parte externa de la alcantarilla, tomando atentan nota de las mediciones que el obrero iba tomando, mientras decencia por el caño.
Momentos de desespero
De un momento a otro José se quedó callado y a Jonathan le entró la incertidumbre, gritó una y otra vez desde la parte superior esperando la respuesta del maestro José, pero el silencio se convirtió en el presagio de una terrible desgracia que estaba por suceder.
Jonathan rápidamente se comunicó con los Bomberos Voluntarios de Ipiales, a quienes les pidió auxilio, porque el obrero literalmente había sido ‘tragado’ por la alcantarilla.
Las sirenas de las ambulancias pusieron en alerta a la comunidad y poco a poco el sector se fue llenando de curiosos.
Socorrista de corazón
Entre el grupo de bomberos que llegó al lugar para atender la emergencia, se encontraba el teniente José Alfredo Oviedo, destacado por su entrega y servicio comunitario.
El socorrista de 40 años de edad, de inmediato ingresó en la alcantarilla y descendió asegurado con un arnés, con la firme intención de sacar al obrero y salvarle la vida.
Lo que nadie se imaginó, es que los gases tóxicos también afectaron al teniente Oviedo y debilitaron sus fuerzas, al punto que perdió la conciencia dentro del sumidero.
Terrible fin
Ante el dantesco escenario, los Bomberos Víctor Rosero y Juan Cortes de 25 y 30 años de edad respectivamente, ingresaron también en la alcantarilla para sacar al obrero y al teniente.
Una vez adentro del caño, en un trabajo llevado a cabo de manera rápida, los socorristas lograron sacar hasta la vía al señor José Valladares, a quien revisaron sus signos vitales y establecieron que había fallecido.
El teniente Oviedo también fue puesto en tierra firme, pero en ese momento sus compañeros notaron que estaba en grave estado de salud, sus pálpitos eran débiles y lo sometieron a un angustiante proceso de reanimación. Posteriormente lo subieron en una ambulancia y fue transportado hasta el Hospital Civil, donde en la sala de urgencia los médicos determinaron que el bombero había muerto en cumplimiento de su deber.
Los otros dos rescatistas lograron salir del sumidero, pero también fueron afectados por los gases tóxicos, que les provocaron problemas respiratorios, situación que motivó a que fueran enviados hasta el Hospital Civil, donde recibieron la atención necesaria, son atendidos desde la mañana de ayer y se recuperan de forma satisfactoria.
Dolor
El obrero José había sido contratado por una empresa de Bogotá, con el objetivo de adelantar labores de topografía, para llevar a cabo en próximo meses la construcción de un Box Cilvert.
“La falta de elementos de protección y hasta el desconocimiento de que en las profundidades existen gases tóxicos, podrían haber desencadenado en la muerte del obrero y posteriormente del Bombero”, indicaron las autoridades.
El cadáver del teniente Oviedo permanece en cámara ardiente y se espera que sus compañeros y las autoridades de la ciudad, lleven a cabo el funeral con los honores respectivos, por tratarse de un héroe que sacrificó su vida en cumplimiento de su compromiso con la comunidad.
Hammer Rengifo
@HAMMERRENGIFO
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