AGRESION CONTRA LOS BOMBEROS DE MARACAIBO Y LA MENTIRA COMO POLÍTICA (Henry Ramírez).
Semana nefasta y humillante para el funcionariado que sirve en la administración municipal de Maracaibo la que cerró el pasado 11 de julio. Un día antes y luego de que se expresara toda una atmósfera de descontento que exhala de cualquier oficina municipal y que se riega a lo largo de toda la ciudad, los trabajadores públicos que sostienen el gobierno municipal decidieron salir a manifestar allí donde la misma Alcaldesa despacha, a escasos treinta metros de su casa. Pago de fideicomisos, mejores condiciones y ambientes de trabajo y otras formas de afrontar los problemas urbanos que hacen de Maracaibo una ciudad desamparada, invivible y saqueada por intereses privados, eran entre otras reivindicaciones y exigencias las banderas de la protesta general entre el asalariado municipal.
La situación de los hombres de azul, por ejemplo, transmite lo que la Alcaldesa asume como política laboral: precariedad, maltrato, humillación y mentira. Los bomberos tienen un precario equipamiento, trabajan en jornadas excesivas sin el pago correspondiente, sin botas ni otros implementos propios de los riesgos laborales que asumen, sin ambulancias, sin camiones de rescate. Ya hace unas semanas hacían una protesta por dichos reclamos. La respuesta que recibieron fue de maltrato y represión por parte de la policía municipal, ordenada por su jefe el inefable Alejandro Querales y por su subdirector el comisario Ávila, quienes al mejor estilo de la policía de antes mandaron a golpearles y tirarles contra el suelo, para luego llevárselos detenidos hasta la sede de Polimaracaibo y presentarlos a los tribunales como unos delincuentes. La Policía de Maracaibo que en manos de ésta gente no sabemos qué hace por la seguridad ciudadana, ahora sabemos que sirve para amedrentar y golpear trabajadores municipales.
Dos oficiales del cuerpo de Bomberos y un obrero del SAGAS, fueron detenidos en esta protesta y puestos a la orden de los tribunales. Una acción verdaderamente lamentable propia de los gobiernos de la cuarta. Un hedor antisindical y represor le pone el lazo a la torta de la gestión de la Alcaldesa. Y, claro, luego viene la mentira: que todos los golpes, patadas y detenciones se justifican porque supuestamente fueron a su casa. En realidad no dice que en los hechos despacha desde unas oficinas a 30 metros de su casa, que se montó para mayor comodidad y así no sufrir lo que padecemos todos los maracaiberos cuando nos movemos por la ciudad. Y más mentiras: que los bomberos y trabajadores fueron los que agredieron. Por eso ella ordenó a Querales y sus secuaces el trato de delincuentes y asesinos a los servidores públicos que hacen lo que pueden para mantener una administración urbana incapaz de darnos gas, transporte, vías decentes, ornato, policía contra la inseguridad, o tranquilidad por las noches en nuestros barrios y urbanizaciones tomadas por la oscuridad de luces y de ideas para hacer de Maracaibo otra cosa y no esto que Eveling nos propone.
Este episodio no es nuevo. Recordemos la agresión contra los salserines, contra los comerciantes de Las Pulgas, contra los gaiteros, contra la misma Chinita cuando se le ocurrió cobrarnos por la feria. Por no decir la agresión permanente contra todos los ciudadanos cuando no se recoge la basura, cuando mantiene la humillación cotidiana al maracaibero de a pie al montarse en un carrito o cuando un ciudadano va a buscar auxilio en la policía municipal de Maracaibo hoy desmantelada y convertida en vigilancia privada de Querales y los suyos.
Los vivitos que están con Eveling le dicen que no le pare a esto, que repita y repita que los problemas no son de ella, que la culpa de la basura es de otros, que los ciudadanos son culpables porque tiran la basura a la cañada, que los agresores son los trabajadores y que siga refugiada en que Maracaibo es opositor y que así ella va a repetir en las elecciones. Lo mismo le decían a Pablo en la gobernación. Y la verdad del pueblo zuliano se impuso sobre las mentiras. Los maracaiberos, que saben de días decembrinos, se alistan para cobrarte tantas mentiras y redimir a la ciudad y a sus servidores públicos.
La situación de los hombres de azul, por ejemplo, transmite lo que la Alcaldesa asume como política laboral: precariedad, maltrato, humillación y mentira. Los bomberos tienen un precario equipamiento, trabajan en jornadas excesivas sin el pago correspondiente, sin botas ni otros implementos propios de los riesgos laborales que asumen, sin ambulancias, sin camiones de rescate. Ya hace unas semanas hacían una protesta por dichos reclamos. La respuesta que recibieron fue de maltrato y represión por parte de la policía municipal, ordenada por su jefe el inefable Alejandro Querales y por su subdirector el comisario Ávila, quienes al mejor estilo de la policía de antes mandaron a golpearles y tirarles contra el suelo, para luego llevárselos detenidos hasta la sede de Polimaracaibo y presentarlos a los tribunales como unos delincuentes. La Policía de Maracaibo que en manos de ésta gente no sabemos qué hace por la seguridad ciudadana, ahora sabemos que sirve para amedrentar y golpear trabajadores municipales.
Dos oficiales del cuerpo de Bomberos y un obrero del SAGAS, fueron detenidos en esta protesta y puestos a la orden de los tribunales. Una acción verdaderamente lamentable propia de los gobiernos de la cuarta. Un hedor antisindical y represor le pone el lazo a la torta de la gestión de la Alcaldesa. Y, claro, luego viene la mentira: que todos los golpes, patadas y detenciones se justifican porque supuestamente fueron a su casa. En realidad no dice que en los hechos despacha desde unas oficinas a 30 metros de su casa, que se montó para mayor comodidad y así no sufrir lo que padecemos todos los maracaiberos cuando nos movemos por la ciudad. Y más mentiras: que los bomberos y trabajadores fueron los que agredieron. Por eso ella ordenó a Querales y sus secuaces el trato de delincuentes y asesinos a los servidores públicos que hacen lo que pueden para mantener una administración urbana incapaz de darnos gas, transporte, vías decentes, ornato, policía contra la inseguridad, o tranquilidad por las noches en nuestros barrios y urbanizaciones tomadas por la oscuridad de luces y de ideas para hacer de Maracaibo otra cosa y no esto que Eveling nos propone.
Este episodio no es nuevo. Recordemos la agresión contra los salserines, contra los comerciantes de Las Pulgas, contra los gaiteros, contra la misma Chinita cuando se le ocurrió cobrarnos por la feria. Por no decir la agresión permanente contra todos los ciudadanos cuando no se recoge la basura, cuando mantiene la humillación cotidiana al maracaibero de a pie al montarse en un carrito o cuando un ciudadano va a buscar auxilio en la policía municipal de Maracaibo hoy desmantelada y convertida en vigilancia privada de Querales y los suyos.
Los vivitos que están con Eveling le dicen que no le pare a esto, que repita y repita que los problemas no son de ella, que la culpa de la basura es de otros, que los ciudadanos son culpables porque tiran la basura a la cañada, que los agresores son los trabajadores y que siga refugiada en que Maracaibo es opositor y que así ella va a repetir en las elecciones. Lo mismo le decían a Pablo en la gobernación. Y la verdad del pueblo zuliano se impuso sobre las mentiras. Los maracaiberos, que saben de días decembrinos, se alistan para cobrarte tantas mentiras y redimir a la ciudad y a sus servidores públicos.
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