Sin duda esta es la publicación más dura a la que he tenido que enfrentarme pero necesitaba expresar mis sentimientos de forma pública. Unos sentimientos de agradecimiento a todas esas personas que de una forma u otra han colaborado para mitigar el impacto de esta tragedia arrimando el hombro de forma solidaria o trasladando sus condolencias desde todas las partes del mundo.
Cuando Santiago de Compostela se preparaba para vivir su noche grande, un escalofrío recorrió la ciudad dejando enmudecida a la población. Acababa de descarrilar un tren dejando decenas de fallecidos y heridos. Una tragedia ferroviaria en el corazón de Galicia que conforme pasaban los minutos se hacía más dura de digerir. Solo de recordarlo, aquí un servidor nota vidriosos sus ojos al venirle a la mente esos difíciles momentos de conmoción así como la solidaridad de toda la ciudad que se volcó enseñando su lado más humano saliendo a la calle formando largas colas para ir a donar sangre para los afectados.
Un enorme GRACIAS para todas esas personas que sintieron esa necesidad imperiosa de salir a ayudar: vecinos de Angrois, bomberos, policía, médicos, enfermeros/as, y un largo etcétera ya que es larga la lista de personas que estando o bien de vacaciones o disfrutando de una noche de fiesta, plantaron sus planes y salieron corriendo a ayudar. Para todas esas personas, simplemente tengo palabras de agredecimiento. Tras ver como ha reaccionado toda la población, me siento aún más orgulloso de mi ciudad, de mi gente, de Santiago de Compostela.
No tengo más palabras que de agradecimiento y es que los duros momentos que se vivieron han sido casi extremos y de un gran impacto emocional para todos. A título personal sigo todavía asimilando lo que ha pasado así como el dolor causado por este triste acontecimiento y que ha sesgado la vida de hasta el momento 79 personas y destrozado numerosas familias.
Quiero dar las gracias también a todas esas personas que desde el minuto uno me han trasladado sus ánimos y condolencias por lo sucedido. Desde conocidos, compañías aéreas, departamentos de prensa, trabajadores de aeropuertos de toda España, instituciones públicas así como gente anónima a través de las redes sociales o vía email. Sin duda un apoyo fundamental en estos difíciles momentos pero que no quiero pasar por alto sin mandar un GRACIAS enorme para todas y cada una de esas personas.
Una semana después sigo asimilando, intentando buscar una explicación a infinidad de por qué ocurren estas cosas, infinidad de intentos por entender y borrar ese día, ese fatídico día de la historia de nuestras vidas y de la historia de Galicia. Una semana ya pero no puedo evitar sentir un escalofrío cada vez que veo pasar una ambulancia con sirenas puestas o un coche de policía o bomberos. Quiero creer que pronto despertaremos de esta pesadilla y todos los que ya no están llegarán a su destino final.
Siete días han pasado y todavía necesito entender como suceden este tipo de desgracias que hacen que uno se replantee muy seriamente lo superfluo de lo cotidiano y de mucha más importancia al minuto a minuto con sus seres queridos ya que cuando uno menos se lo espere puede ocurrir un fatídico accidente como este que trunque toda esperanza.
Nicolás Álvarez
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